Los pacientes tienen derecho a la mejor atención médica disponible cuando se presenta una enfermedad. Los neoyorquinos se dan cuenta de que los médicos y hospitales en general cumplen con ese principio. Desafortunadamente, atención hospitalaria deficiente sale a la superficie a veces. Cuando lo haga, los afectados podrán solicitar una indemnización a los responsables. La rendición de cuentas puede ser el catalizador de la mejora.
Los pacientes tienen derecho a la mejor atención médica disponible cuando se presenta una enfermedad. Los neoyorquinos se dan cuenta de que los médicos y hospitales en general cumplen con ese principio. Desafortunadamente, atención hospitalaria deficiente sale a la superficie a veces. Cuando lo haga, los afectados podrán solicitar una indemnización a los responsables. La rendición de cuentas puede ser el catalizador de la mejora.
Una mujer en otro estado sufre daño cerebral grave como resultado de la decisión de trasladarla de un centro médico a otro, según la demanda de su esposo. La mujer de 55 años, previamente sana, sufrió neumonía en 2013. Inicialmente, una visita al consultorio no le ayudó, por lo que el médico le recomendó acudir a urgencias para recibir tratamiento.
La demanda alega negligencia por parte de los centros médicos demandados al trasladar a la mujer enferma en ambulancia de un hospital a otro. El demandante alega que la decisión se basó en un acuerdo económico favorable entre el centro de urgencias y otro hospital a 50 kilómetros de distancia.
Las lesiones de la mujer supuestamente ocurrieron cuando el personal de urgencias trató su disnea, náuseas y vómitos con el medicamento Dilaudid. Según la demanda, este medicamento suprime la respiración. La ambulancia de traslado contaba con poco soporte respiratorio y el trayecto fue de 50 kilómetros. Además, se alega que no se explicó suficientemente el riesgo ni el beneficio. La monitorización visual esporádica de la paciente, que no respondía, provocó que llegara con paro respiratorio y cardíaco. Las maniobras de reanimación fueron exitosas, pero se produjo un traumatismo craneoencefálico grave.
El demandante presentó la demanda en su nombre y como tutor de su esposa incapacitada. Se alega negligencia y falta de consentimiento informado contra la sala de urgencias y la compañía de ambulancias; la indemnización por pérdida de consorcio abarca al resto del grupo médico demandado. El esposo no puede trabajar porque su esposa requiere cuidados constantes.
Las familias deben poder confiar en la atención médica que necesitan. Los errores de juicio que conducen a resultados trágicos deben evaluarse cuidadosamente. Cuando corresponda responsabilizar a médicos y hospitales por sus acciones o inacciones, buscar una indemnización judicial puede ser una opción sensata. Las familias necesitan recuperarse lo mejor posible, y la comunidad médica puede aprender de estas lecciones.
Fuente: Servicio de Noticias del Palacio de Justicia, “Traslado de Kaiser culpado de daño cerebral”, Barbara Wallace, 20 de febrero de 2014